miércoles, 2 de febrero de 2011

Imagínatelo

Imagínate cómo sería llegar a tu casa y decir: ¿qué hago ahora? Ver la televisión, leer un libro, encender el ordenador... No tengo nada que hacer. No tengo nadie en quien pensar, sólo en mi. Podría irme a correr todos los días, apuntarme a clases de baile o volver a dibujar. Podría irme a nadar o quedar entre semana con los amigos que pudieran, o los que aún estuvieran ahí. Podría buscar trabajo y ocupar todas mis tardes y sábados a jornada completa en ello, sin importarme quedar con nadie ni pasar horas y horas con alguien. Imagínate en tu cama, mirando hacia tu derecha, puede que recordando. Imagíname preparando un desayuno con tostadas, mantequilla, mermelada y zumo para mi, solo para mi. Imagínate, llegando de tus clases semanales, bajando de tu coche y preguntándote: ¿qué hago ahora?. Imagíname a mi, volviendo de la Universidad en el metro, escuchando música, absorta y evasiva. Mirando a la gente, con el móvil en el bolsillo pequeño de la mochila, olvidado. Imagínate, muerto de ganas por tener alguien que te quiera, alguien a quien querer. Y yo, muriéndome por tener a alguien en quien pensar. Alguien que también piense en mi.