jueves, 7 de abril de 2011

Mis escaparates

Deberíamos colocar nuestras experiencias y recuerdos en dos escaparates. Un escaparate en la derecha, lleno de las vivencias que nos hicieron sufrir y de los momentos que, desafortunadamente, a veces nos atacan inesperadamente. Y, en el otro escaparate, en el de la izquierda, colocar todos esos instantes azucarados, alegres o pequeños pero significativos. Me he dado cuenta estos últimos días de que yo tengo ambos escaparates; lo que me ocurre es que tengo el defecto de pararme con mi moto imaginaria frente al escaparate de cachibaches que me lastran y me dificultan el camino. Sin embargo, cuando sólo miro a la izquierda, a la parte donde están las cosas más bonitas, me animo. Sólo hace falta un cambio de dirección de la mirada para continuar. No hablo de un cambio de pensamiento, ni de mentalidad. Sencillamente, un cambio en la dirección de tus ojos. Olvidarte del puñetero escaparate de la derecha y continuar, fijarte sólo en las pequeñeces que te endulzan los días. Y seguir así, cada uno en nuestro vehículo imaginario, recorriendo nuestro camino sin pensar en lo que no te merece la pena pensar...

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